28/12/10

Frío.

Grietas aquí, en tus ojos. Sublimes y desconsideradas al mismo tiempo. Aún no tuviste tiempo de analizarlas, ni de pedirles explicaciones.
¿Falta de tiempo o una simple excusa? Difícil elección, como siempre. O tal vez no te ves capaz de enfrentarte a esos surcos de dolor que se atreven a deformar el paisaje de tu axistencia. Soberbios y descarados, como el frío de esta noche.
¿Miedo a no verte? ¿Miedo a no reconocerte? No, ya no sabes lo que es el miedo, y ni siquiera te preocupa. Lo que ocurre es que no soportas sentirte abrumada por las peligrosas reflexiones que pueden desencadenar el hecho de responder... ¿verdad?
Rebuscar en la memoria del olvido.
Infundir esa nostalgia que no soportas (porque -no te engañes- no la dominas).
Y sentir, al igual que uno de esos niños del parque, ganas de correr con el viento, como si, en el fondo, esperaras que se lleve todo consigo.

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