26/6/12

Cartas II.

De alguna manera, ella siempre ha pensado que nadie la comprende completamente. La mayoría de las personas la juzgan equivocadamente. Suponen que juega sólo con la mitad del mazo de cartas, que tiene una imaginación alucinada y desbordante, que es una florecilla loca que ha nacido varios siglos antes de su tiempo. Todos menos él.
Él también ha pensado siempre que nadie lo comprende de verdad. La mayoría de las personas lo juzgan equivocadamente. Suponen que no es de fiar, que unas veces es demasiado locuaz, que otras es demasiado caprichoso, inmaduro… y completamente irresponsable. Todos menos ella.”
(…)
“-Él: Asi que escapé a Kensington Gardens y viví mucho, mucho tiempo entre las hadas.
Ella lo miró con vehemente admiración, y él pensó que era porque había escapado, pero en realidad era porque había conocido a las hadas.”

Esto, desde que lo leí por primera vez, me recuerda a nosotros.

21/6/12

Curiosidades VI.

Normalmente no escribo dos entradas seguidas, y menos sobre temas inconexos, pero me apetece comentar una información a la que tuve acceso hace unas semanas. Aviso que no es la típica línea en la que suelo escribir, pero me resulta interesante de todos modos (y de paso contrarresto un poquito el dramatismo de la entrada anterior que acabo de publicar).
No sé si alguna vez habéis reparado, como yo, en esos puntitos chiquititos rosados que tenemos casi todas las chicas (casi, porque hay algunas que no) en las aureolas de los pezones (en mi caso), o algunas incluso en el pezón mismo. Pues bien, aunque ya habían despertado mi curiosidad tiempo atrás, no me había puesto a indagar sobre esto hasta hace unas semanas.
Se trata de las glándulas de Montgomery, o tubérculos de Montgomery. Son unas pequeñas glándulas que al parecer secretan una sustancia lubricante con función protectora, inducida por un ligero cambio de pH que impide el crecimiento bacteriano. Esto confirma que es normal que las tengamos. Sin embargo, me llamó especialmente la atención que, durante el embarazo, estas glándulas adquieren un color blanquecino (también secretan leche) y se amplían gradualmente en el transcurso de la lactancia materna.
Cuando no se tenga certeza todavía, puede interpretarse como indicador de embarazo.

Confesiones íntimas IX.

He estado reflexionando. Puede que vaya siendo el momento de pasar página, como se suele decir; de cerrar una etapa. En parte, pienso que no es del todo posible hacer eso, porque no voy a dejar de ser quien soy y tampoco tengo pensado hacerme un lavado de cerebro que me despoje de mis recuerdos y vivencias pasadas. Pero siento que debería apagar un poco mi tan desarrollada parte emocional, o hacer el intento. No puedo pasarme un mes, porque se acerque el cumpleaños de alguien a quien quise –y por el que puede que, por muy surrealista que me parezca, siga sintiendo algo-, con momentos de nostalgia tan frecuentes.
Estoy harta de sugestión, de darle tanta importancia a las cosas.
Una de las cuestiones que debería abordar para superar esto, es darle fin al blog. Porque a pesar de que a través de él he conocido “un mundo” que me ha enriquecido muchísimo a distintos niveles, es lo que más me sigue vinculando a todo eso, de alguna manera. Y no quiero seguir así; no es bueno para mí.
Aún no he decidido nada definitivo, sin embargo. Estoy concentrada en los exámenes, en el trabajo, en cuestiones familiares, en explorar –en lo que va de año, más que nunca- mi instinto sexual. Y todo eso me absorbe lo suficiente como para no dejar mucho más espacio, a parte del que ocupan las necesidades básicas/primarias de todo ser humano, evidentemente.
Y sí, lo reconozco: Tal vez aplazo esa decisión porque ya intuyo la inclinación, y de alguna forma me cuesta asumir que debo deshacerme de esta parte tan íntima de mí.

                                                                             (Yo)