19/2/10

Experiencias.

La verdad es que sí ha estado algo deprimida, pero trataba por todos los medios de no dejarse invadir. Es consciente de la susceptibilidad que ha presentado días atrás, pero hay cosas que no dejan de afectarle y que dejaron, a su vez, de estar a su alcance hace mucho tiempo. La frustración la intercepta con descaro sin darle opción a desentenderse.

Claro, se estaba refiriendo a la sugestión, por supuesto.

Se encontraba en una de esas situaciones en las que el interlocutor era incapaz de aproximarse al significado concreto de lo que trataba de explicarle. Según ella, al parecer, todo se pone de acuerdo, como la Tierra, la Luna y el Sol lo hacen cuando se alinean para que se produzca un eclipse, para hacerle pensar, como en tantas otras ocasiones, que el único que sabría de qué habla y podría entenderla es él.

(Por cierto, ya que se ha mencionado de pasada, ese vídeo, para restarle dramatismo al asunto y como complemento informativo curioso, lo explica muy bien).


14/2/10

¿Qué día es hoy?

A ver, no es que ella esté deprimida ni nada de eso, pero no puede evitar que le joda ver cómo el mundo entero se torna en forma de corazón.


(Al ver ésta fotografía, imagina, por un momento, que las parejas también fueran haciendo una pirueta como esta por la calle…).

Además, está harta de ese dibujo de la esfera terráquea con forma de corazón que se ha alojado en su mente con irritable persistencia; ni siquiera sabe cómo se le ocurrió, ni siquiera es capaz de localizar el momento en que se creó esa imagen en su cabeza.

Sí, ya se ha enterado de que ha llegado el famoso día de los enamorados (oh, qué maravilla, sí). Estos días atrás, tartas con forma de corazón en supermercados y pastelerías, cojines con forma de corazón en los escaparates de las tiendas, adornos con la misma forma colgados en los restaurantes y demás establecimientos públicos.


(Y, ¿por qué no? No sería tan descabellado que las pupilas también adquirieran la misma forma que todo lo demás).

Tranquila, sociedad infame, ya sabe qué día es hoy, ya lo sabemos todos.

Y, después de tanta parafernalia cursi, ella piensa que esto es simplemente más de lo mismo. Al final, se acaba superponiendo la eterna hipocresía que se ha ido arrastrando desde tiempo inmemorable.
Pero, vamos, ¿cuántas de esas personas están realmente enamoradas? Ella, al menos, está convencida de que ni la mitad de todos esos saben lo que es el amor.

10/2/10

Palabras que me gusta pronunciar II.

Verbos: fingir, dosificar, deducir, perpetuar, discernir, rentabilizar, permitir, presenciar, formular, sentir, hablar, clasificar, equidistar, desafiar, cronometrar, contemplar, fertilizar, tartamudear, admirar, idealizar, clonar, pormenorizar, solidificar, formatear, deletrear, concretizar, friccionar.

Términos científicos: fisionomía, oligoléptico, densitometría, oligosacárido, isoterma, histéresis, rivoflavina, intocianina, reológico, sinéresis, behénico, campesterol, filoquinona, pectinógeno, peritoneo, píloro, íleon, cromosoma, glándula, multimolecular, incisivo, colédoco, cístico, queratina, cerebrósido, enterohepático, hidrófobo, trigonometría, osteopenia, límbico, mitocondrial, quilomicrón.

Términos especiales: eclesiástico, elocuencia, versátil, premisa, falacia, intelecto, dualismo, aristotélico, contestatario, obsesión, origen, darwinismo, homosexualidad, intercontinental, oligofrénico, deliberadamente, incongruencia, insólito, lícito, ilimitado, utópico, irascibilidad, irenismo, promiscuidad.

7/2/10

La vida en juego.

                    Donde pongo la vida pongo el fuego
                       de mi pasión volcada y sin salida.
                    Donde tengo el amor, toco la herida.
                   Donde dejo la fe, me pongo en juego.

                Pongo en juego mi vida, y pierdo, y luego
                 vuelvo a empezar, sin vida, otra partida.
                   Perdida la de ayer, la de hoy perdida,
                  no me doy por vencido, y sigo, y juego

                  lo que me queda: un resto de esperanza.
                   Al siempre va. Mantengo mi postura.
                   Si sale nunca, la esperanza es muerte.

                     Si sale amor, la primavera avanza.
                      Pero nunca o amor, mi fe segura:
                       jamás o llanto, pero mi fe fuerte.

                                                      Ángel González


Ángel González es un autor con el que simpatizo mucho en cuanto a la técnica que emplea. Es capaz de plasmar en unas palabras una visión verdaderamente arrolladora de las cosas, de la concepción de la vida, el mundo y todo lo demás.

No sé muy bien cómo empezar, pero intentaré hacerlo de la mejor manera que puedo ahora. Sé que el estado en el que me encuentro no me va a permitir hacerlo todo lo bien que podría. Hace bastante tiempo que no me siento capaz de ponerme a comentar seriamente sobre algo que implique adentrarse en algún tema trascendental, pero hoy se han dado las circunstancias propicias para que haya decidido intentarlo.

A veces, no siempre, siento inspiración cuando leo algo, como me ha pasado ahora. Esa inspiración suele desencadenar una reflexión profunda que está directamente relacionada con una parte de mí que ahora se encuentra resentida, por lo que se niega a mostrarse abiertamente a la luz analítica de mi parte consciente. No quiero sufrir, ahora no, tampoco es algo tan extraño, y analizar lo que siento me conduce precisamente a un sentimiento doloroso.

El pasado me ha acompañado a lo largo de toda mi vida, siempre ha sido así, y ahora no va a ser distinto, ni quiero que lo sea. Mi pasado es lo que soy, es la vida que he vivido, es la única vida con la que me puedo sentir realmente identificada. Y en mi vida, a pesar de sus fulminantes vaivenes, pongo una pasión exacerbada e inimaginable por hacer las cosas que he elegido y en las que creo de verdad, en todo lo que me gusta y siento como parte de mi propio ser. Además de todo eso, como no puede ser de otra manera, todavía pienso que hay algunas razones por las que merece la pena luchar cada día y seguir hacia delante. He dejado atrás ciertas cosas, unas por decisión propia o por autoconvencimiento y otras porque voluntariamente han sido apartadas de mi camino, a veces sin siquiera dejar lugar a elección. Por otro lado, hay otras que debería dejar atrás (sí, mandar al más opaco de los olvidos o el más hondo de los vacíos), pero no lo hago, no puedo hacerlo, no quiero, me niego en rotundo a deshacerme de todo eso.

Sé que también hay otros muchos aspectos que se escapan de mi racionalidad, ahora y en el futuro, cosas que nunca podría, aunque quisiera, explicar con exactitud, pero si tengo fe en ellas voy con todo hasta donde siento que debo ir. Con esto me reafirmo en que donde pongo y entiendo la vida, donde me la juego, nunca pongo limitación, nunca podría ni me atrevería a poner un final definitivo. Supongo que en el fondo todo eso queda explicado por la esperanza, por eso, porque al fin y al cabo mi naturaleza humana me impide darlo todo por perdido.
Así que, una vez más, con mi particular bagaje existencial a la espalda, me dispongo a dar una nueva oportunidad a mi vida, aunque el desgaste personal va acrecentándose con el tiempo y las expectativas ya no son las mismas.

2/2/10

Sueño.

Esta noche he soñado con mi profesor (sí, "mi" profesor y no "un" profesor). Él no es un profesor cualquiera, sino ese tipo de profesor al que no ves como tal. Otro día tengo que escribir sobre él con más detenimiento porque hace mucho que no lo hago y no por falta de cosas que contar.

El caso es que he soñado algo así como que mi profesor le confesaba a un alumno que estaba totalmente prendado de una alumna suya a la que no podía ver como a las demás. Mi profesor no sabía que al chico al que le hacía tal confidencia también le gustaba la misma chica, pero tampoco se enteró, ya que el chico no le dijo nada sobre eso. Al mismo tiempo, el chico tampoco sabía a qué chica se refería el profesor, puesto que no reveló abiertamente su identidad. En definitiva, ambos se habían fijado en la misma persona sin saber ninguno de los dos que era así.
Entonces, el chico le aconsejaba que se decidiera a ir a contarle a la chica lo que sentía por ella sin tener en cuenta nada más (no sólo es el profesor de la chica, también está casado).
La chica vivía con su hermana y su madre en una casa gigantesca. Eso no era una casa, era una mansión, diría yo (recuerdo perfectamente el mosaico de las losas de la escalera en espiral). Sin embargo, la chica parecía no tener un buen entorno familiar y se podía intuir que también sentía algo por el profesor.
Luego, recuerdo una secuencia en la que el profesor llama a la puerta de la casa de su alumna y ella le abre la puerta. Al verle, sonríe y se emociona, aunque lo disimula muy bien. Ella se va a no sé qué y él se queda esperándola en la puerta mientras contempla impresionado la casa, la inmensa casa en la que vive.

Y ya no recuerdo más.


Ahora, cuando me desperté estuve unos minutos en la cama pensando sobre el sueño:
La chica del sueño debería ser yo, pero no soy yo, al menos físicamente, aunque me daba la impresión de sí ser en cuento a la personalidad. Mi casa no es la casa del sueño, ni tengo hermanos, ni mi madre es la mujer que aparece.
El profesor era tal cual es en la realidad, pero ¿qué hacía confesándole a Quique tal cosa? (sí, el chico era Quique).
Quique, en el sueño, es el típico amigo de la chica que en el fondo está profundamente enamorado de ella, pero no se atreve a decírselo.

En fin, vaya lío. Estos sueños me dejan trastocada. Encima, hoy les ví a los dos por la facultad y no paraba de acordarme