21/6/12

Confesiones íntimas IX.

He estado reflexionando. Puede que vaya siendo el momento de pasar página, como se suele decir; de cerrar una etapa. En parte, pienso que no es del todo posible hacer eso, porque no voy a dejar de ser quien soy y tampoco tengo pensado hacerme un lavado de cerebro que me despoje de mis recuerdos y vivencias pasadas. Pero siento que debería apagar un poco mi tan desarrollada parte emocional, o hacer el intento. No puedo pasarme un mes, porque se acerque el cumpleaños de alguien a quien quise –y por el que puede que, por muy surrealista que me parezca, siga sintiendo algo-, con momentos de nostalgia tan frecuentes.
Estoy harta de sugestión, de darle tanta importancia a las cosas.
Una de las cuestiones que debería abordar para superar esto, es darle fin al blog. Porque a pesar de que a través de él he conocido “un mundo” que me ha enriquecido muchísimo a distintos niveles, es lo que más me sigue vinculando a todo eso, de alguna manera. Y no quiero seguir así; no es bueno para mí.
Aún no he decidido nada definitivo, sin embargo. Estoy concentrada en los exámenes, en el trabajo, en cuestiones familiares, en explorar –en lo que va de año, más que nunca- mi instinto sexual. Y todo eso me absorbe lo suficiente como para no dejar mucho más espacio, a parte del que ocupan las necesidades básicas/primarias de todo ser humano, evidentemente.
Y sí, lo reconozco: Tal vez aplazo esa decisión porque ya intuyo la inclinación, y de alguna forma me cuesta asumir que debo deshacerme de esta parte tan íntima de mí.

                                                                             (Yo)

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