12/5/10

Experiencias II.

- No me acompañéis, que ya se está haciendo de noche.
- Sí, es verdad...
- No os preocupéis. Cuando llegue a casa os llamo para que os quedéis tranquilos.
- Ten cuidado.
- Sí. El martes intentaré pasarme a mediodía. ¡Os quiero!
Ella se aleja ligera, decidida. Siente fuerza dentro de sí y juraría que la energía de la primavera le ha traspasado la piel. Ahora debe cruzar la calle. Sigue andando hasta la segunda parada del autobús. Mira la pantalla y comprueba que quedan cinco minutos para que pase el que debe coger. Apoya su espalda en un poste y se sitúa de frente a la calzada. Se queda absorta. Piensa en todo y en nada mientras la brisa remueve su melena. De repente, un chispazo en su mente la reanima. Mira a su izquierda y ve a dos chicos. Están en un poste paralelo al que ella usa como apoyo. Sólo han bastado unos segundos para que los latidos de su corazón se sucedan con más rapidez.
No, pero no es posible -se dice mientras se echa el pelo para atrás-. No, no, vamos, no pueden ser allos.
Pero los dos chicos se aproximan y se quedan casi al lado. Supone que también la han mirado. No puede evitarlo y vuelve a mirar hacia ellos, con disimulo y cuidado, pero lo hace.
Dios, no me lo puedo creer. Dos chicos, juntos, con un aspecto que logra recordarme de tal manera al de ellos... -piensa-. Lo único que no encaja es la edad. Bueno, y Dawson no llevaba el pelo tan largo. Ahora que lo pienso, no creo que Nico vista así tampoco...
El autobús se para y ella sube. Los dos chicos también han subido al mismo autobús. Procura ponerse en un lugar que no le permita tenerlos muy a la vista.
Vale, tranquila, si estás acostumbrada a ese tipo de cosas. No tiene importancia, no tiene... -habla consigo misma-. Interrumpe su autoconvencimiento. La luz impacta en la cara de ese chico tan parecido a Dawson. Esto no puede ser cierto, joder. ¿Es una broma? No me lo explico -se dice, molesta, a sí misma-. ¿Qué quieren decir todas estas cosas? ¿Por qué tienen que ocurrir constantemente? Esa piel blanca, perfecta, que se hace tan extraña en un hombre jóven. Esos lunares, tiernos, adorables. El mismo color de pelo. ¿Cómo es posible? Y... ¿qué me dices del otro? Por favor, como si encontrarse con la cara de Nico, o una tan parecida, fuera tan fácil. Esas facciones tan rectas, tan marcadas. Ese pelo oscuro de corte un poco desigual, liso, pero rebelde, provocativo. Y esa tonalidad de piel, bronceada, que se sabe a simple vista. ¿Alguien puede explicarme de qué va todo esto?


(Sí, esta imagen también es como para quedarse sin habla, como diría Holden. Cuando la vi, la asociación fue inmediata. Es como decir... "-Mira, el interrogante amarillo de mi vida. Aquí está. -Bah... un signo de interrogación coloreado de amarillo. ¿Qué puede haber de complejo en eso? -Ehmmm... pues... la verdad es que mucho...").

¿Y qué me dices de lo que pasó al día siguiente? Una amiga me manda un mensaje para vernos por la mañana y hablar de unas cosas pendientes. Espero a que termine la clase y me dispongo a responderle que no puedo, que tengo clase. Hasta ahí todo bien. Busco en la agenda su nombre, lo selecciono y, antes de que pueda reaccionar, le doy a enviar. No sé cómo, pero también aparecía Dawson como destinatario. Mierda. Todo por hacer las cosas mecánicamente, por no hacerlo con detenimiento y, posiblemente, por la torpeza de no darme cuenta de que selecciono nombres que no pretendo seleccionar. ¿Por qué ese nombre, precisamente ese? Eva y Dawson están separados en la agenda por siete nombres... Joder.

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