10/11/11

Dilemas internos X.

Tengo congelados en mi baúl mental – en mi memoria- todos esos momentos indescriptiblemente intensos que hemos protagonizado desde aquella primera vez. Cada vez que volvemos a vernos es como si se desencadenase una sucesión de imágenes de esas veces anteriores, abrasivas e inductoras de consternación.
No entiendo qué me ha pasado contigo, pero creo que inconscientemente voy desistiendo de poder darle un sentido racional. No sé cómo debo reaccionar ante lo que siento en esos instantes de miradas sostenidas e irremediablemente sugerentes. Pero lo que sí sé es que ya he perdido la cuenta de cuántas veces he deseado besarte o decirte que me encantas y que todo lo demás no es tan importante.
Ayer, mientras avanzaba por el pasillo hacia donde estabas, sentí una especie de parálisis progresiva en mi frecuencia cardiaca hasta que fuiste a encontrar mi mirada, anticipada a la tuya, y ambas se fusionaron en el tiempo, detenido ya por completo. Es probable que esté loca, pero juraría que lo que me anula es esa certeza que aflora quién sabe de dónde y de qué manera, que me dice que ambos sabemos exactamente cómo es el otro a través de ese lenguaje abstracto que hemos creado sin pretenderlo – o sí-, y nos lleva a plantearnos la posibilidad de que quizá seamos esa persona a la que llevamos necesitando hace tanto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario