22/6/11

Cotidianidad II.

Hombres que te siguen, a las 11:00 horas de la mañana, en plena calle. Y… ¿para qué? Para decirte “eh, tú y yo nos conocemos, ¿a que sí?”. Creo que nunca en mi vida he sido tan breve y clara al mismo tiempo, a la par que contundente: “No”. “Sí, sí, estoy seguro de que te conozco, a mí no se me olvidaría una chica tan guapa como tú”. Aceleré mi ritmo y le ignoré totalmente.
Lo más gracioso es que iba con unos leggins y una sudadera (eso sí, de un color turquesa precioso), en plan deportivo. Vamos, no es el típico atuendo con el que pensarías que vas a llamar la atención.
Pero eso no es todo. Lo mejor me esperaba al día siguiente, al entrar en el autobús:
Todos los asientos estaban ocupados, asi que me quedé de pié, al igual que muchas otras personas. De repente, me percato de que hay un hombre detrás de mí, muy pegado. No me entusiasma el tema, pero, en fin, es a lo que te expones si decides usar el autobús de línea.
Y entonces… tu culo percibe, a pensar de las telas que se interponen, un pene, más o menos erecto y de buen tamaño. Intentaba echarme hacia delante, pero no podía mucho, porque había mucha gente, asi que tuve que aguantar todo el camino, hasta llegar a la parada en la que me bajaba, que ese tío me restregara su pene en el culo todas las veces que le dio la gana, como quien no quiere la cosa…
En fin, muy fuerte.

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