29/8/11

Suceso inesperado III


La verdad es que ahora mismo me cuesta encontrar las palabras que puedan expresar lo que siento. Son las dos de la madrugada, pero la conmoción me impide conciliar el sueño.
No me atreví a mirar tu cuerpo inerte, inmóvil. Vacío de ti.
Perdona mi egoísmo, pero fui incapaz de soportar la idea de conservar ese recuerdo como el de la última vez que te vi. Prefiero pensar en aquella conversación que tuvimos en el hospital, sentada a tus pies en la cama.
Me encantaba escucharte, reflexionar sobre tus reflexiones. Eras de las pocas personas con las que me sentía realmente cómoda. Porque podía mostrarme tal como soy, hablar de lo que quisiera y expresarme con absoluta libertad. Por eso nunca te olvidaré.
Me admirabas, y no sé exactamente por qué, pero saberlo me basta para tomarlo como una razón por la que seguir hacia delante. Para esforzarme por conseguir mis objetivos.
Te quiero.

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