19/3/12

Confusión.

He vuelto a ver a mi primo este fin de semana con motivo de una nueva reunión familiar. Ha sido muy extraño.
El sábado por la noche le recogimos a él y a otro de mis primos porque son muchos hermanos y no caben todos en el coche, así que solemos recoger a un par de ellos de camino. Casualidades de la vida, uno de los que decidieron venirse fue él.
Era previsible que las cosas no iban a ser del todo como antes de lo que sucedió en Navidad, pero le he notado muy raro: apenas ha hablado con nadie, ha comido poco por lo general, y se le notaba muy serio y abstraído.
El sábado, ya metida en la cama, no podía dormirme. Empecé sin darme cuenta a recordar todo lo que había pasado, y no había manera de que me relajara. Para rematar la situación, los ratos que conseguí “dormir” tuve sueños en los que él y yo estábamos juntos, riendo, mirándonos, besándonos. Vamos, una locura. Me desperté con una maraña de pelos como de haber dado mil vueltas en la cama. Y como si me hubiesen dado una paliza, claro.

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